28 julio 2009

Un recuerdo de nuestro 9/11

Un Puma herido en acción
Helicópteros Puma del Ejército de Chile, década de los '70 (foto, revista Fuerza Aérea 155)
¿Quién no leyó alguna vez la antigua revista Fuerza Aérea –me refiero a la número 155, de enero-abril de 1981–, que traía un breve artículo acerca de la historia del helicóptero Aérospatiale SA.330? Recordemos que iniciaba la nota con una detallada historia acerca de cómo un Puma del ejército chileno había sido baleado y cuasi derribado durante las operaciones militares del 11 de septiembre de 1973, día del derrocamiento del entonces presidente de la república Salvador Allende. El relato no revelaba fuentes de la narración, ni tampoco hacía mayores referencias a la identidad de la máquina siniestrada ni a las de quienes habían sido los integrantes de la tripulación envuelta en aquel hecho, datos ciertamente esenciales para quienes nos interesamos no sólo en las generalidades sino también en los detalles la historia de la aviación civil y militar nacional.

Durante un tiempo, y particularmente en el desarrollo de algunas visitas que llevé a cabo a la Brigada de Aviación del Ejército desde 1998, el tema fue motivo de conversación con algunos integrantes de esa unidad, pero la verdad es que los datos obtenidos no resultaron concluyentes: la historia ya era antigua y pocos recuerdos fidedignos (digo, documentales y/o comprobables) quedaban de esos hechos. Algunos años después, en una ocasión social, un ex oficial de esa arma me comentó algunos antecedentes adicionales relativos al hecho, pero nada muy definitivo como para dar por cerrado el capítulo. Finalmente, hace muy poco tuve en mis manos un interesante libro publicado en el primer semestre de este año, el que me proporcionó la respuesta final a la incógnita. Se trata del trabajo titulado Hacia el Heroísmo, una investigación-recopilación llevada a cabo por don Hernán Saldes Irarrázaval, quien hizo un pormenorizado recuento de las Medallas al Valor entregadas a miembros de nuestras FF.AA. a lo largo de la historia. Es en este trabajo que aparece relatado el hecho de aquel día. Veamos qué dice, en resumen y editado por El Observador Aeronáutico.
Gemelo de nuestro protagonista, la imagen del Puma 252 sirve para ver en colores las marcas y el esquema de pintura usados por este tipo de máquinas en la década de los '70 (M. Anciaux)
En general, la versión publicada por la revista Fuerza Aérea en 1981 está correcta y sus detalles son muy similares a los que aparecen en la nueva obra. El 11 de septiembre de 1973 el entonces llamado Comando de Aviación del Ejército (CAVE), una unidad basada en el aeródromo de Tobalaba, participó en una serie de misiones de observación, evacuación de heridos y cobertura de fuego en tareas de apoyo aéreo estrecho contra los núcleos de civiles armados que desde temprano se resistieron al levantamiento militar. El Plan de Movimiento Aéreo de ese día se encontró con el problema de la escasa disponibilidad de tripulaciones que pudieran integrar el parque aéreo existente, por lo que oficiales que estaban recién en curso básico de helicópteros debieron asumir la tarea de copilotos de aeronaves SA.330, iniciando los vuelos a las 08.00 horas. Nuestra aeronave, en este caso el Puma número de orden 253, recibió la orden de sobrevolar el anillo de cordones industriales que rodeaban la ciudad, un área desde donde se esperaba resistencia a las acciones de ese día (recordemos que los llamados “cordones industriales” eran amplios sectores de empresas fabriles situadas en los alrededores de Santiago, desde donde los trabajadores habían comenzado en 1972 un proceso de toma de control ilegal de dichos establecimientos en una abierta –digamos– “rebelión de impaciencia” en contra de las medidas económico sociales del gobierno marxista).
Una muy buena fotografía de nuestro protagonista, el Puma 253,
en esquema de colores y marcas pre 1995 (Claudio Cáceres Godoy)
Si bien las operaciones mencionadas se desarrollaron hasta las 11.00 de la mañana, hora en que la FACh comenzó a operar sobre Santiago, a las 15.00 horas los helicópteros militares retomaron sus actividades del día, siendo el primer lugar a visitar el cordón de Cerrillos, justamente el que un año antes había inaugurado el proceso de tomas de empresas, y ubicado en la comuna del mismo nombre, la que albergaba también el hoy desaparecido aeródromo homónimo. Una vez sobre el área, el helicóptero recibió una llamada de comando advirtiendo que debía apoyar a una patrulla de infantería que estaba siendo peligrosamente sobrepasada en un combate contra civiles armados que hacían fuego desde el interior de las instalaciones de la empresa textil Yarur-Sumar. La llegada del helicóptero militar permitió un momento de distracción, aprovechado por las tropas de tierra para lograr cambiar hacia posiciones de seguridad en la refriega, concentrándose entonces el fuego de ametralladoras sobre la aeronave. Mientras ésta evolucionaba a unos 900 pies de altura (270 metros), una serie de disparos de ametralladora impactaron sobre el aparato, astillando el parabrisas e hiriendo en un pie al piloto; desde este momento el helicóptero comenzó a oscilar, perdiendo el piloto el control de ella e impidiendo contestar eficazmente el fuego.
Una de las versiones del celebérrimo AK-47,
probablemente del tipo usado en la acción relatada en esta nota
Luego del primer recuento de averías, ambos pilotos trabajosamente lograron poner rumbo a las instalaciones del Grupo 10 de la FACh en Los Cerrillos, aterrizando mediante el expediente de ocupar gran parte de la extensión de la pista en la carrera de aterrizaje, debido a que el mal estado del comandante de la aeronave le hacía imposible maniobrar con pedales de dirección para posarse verticalmente en un punto preciso.

Una vez en tierra, y ayudados por los hombres de la FACh, el herido fue traslado a un centro asistencial. El helicóptero recibió a lo menos 19 impactos de munición de 7.62 mm proveniente (probablemente) de fusiles AK-47 (aunque el reporte del libro citado menciona "impactos de munición 5.56 mm de fusil ruso AKA"), cuyo desglose de averías es el siguiente: 3 en el rotor principal, de las cuales 2 perforaron una de las palas, dejándola en situación crítica; otro proyectil seccionó una tubería de retorno del sistema hidráulico, otro atravesó el piso de la nave, errando por poco el impacto a una de las piernas del copiloto y atravesando su pantalón, y el resto de los disparos golpearon el vientre del helicóptero, dañando los tanques de combustible.

El trabajo de Saldes Irarrázaval termina mencionando que la tripulación de ese día estaba formada por el piloto, mayor Luis Contreras Prieto; el copiloto, teniente Richter Nuche Sepúlveda; el ingeniero de vuelo, subteniente Luis Menare; el mecánico sargento 1º Diógenes Fernández; el sirviente de ametralladora Nº 1 subteniente José Marinello y el sirviente de ametralladora Nº 2 subteniente Dantón Venegas; y los municioneros sargento 1º Eugenio Esquivel y cabo 1º Armando Cabezas. La Medalla al Valor fue concedida el piloto de la aeronave.

Finalmente, agreguemos algo a la identidad de la nave. Este Aérospatiale SA.330 Puma había sido terminado de fabricar en enero de 1973 y formó parte del grupo de 10 máquinas similares adquiridas por el Ejército en 1972-73. Personalmente entiendo que la nave era originalmente de la versión C (la versión militar de exportación del SA.330B del ejército francés) y que a contar de 1982 habría sido llevada –junto a la mayoría de las existentes entonces en el Ejército– a un estándar H (equivalente a la versión de exportación del SA.330G) por trabajos llevados a cabo localmente con asistencia de técnicos franceses. En junio de 1996 fue convertido a versión L (un SA.330H con palas de rotor principal de materiales compuestos y con peso de despegue incrementado) por la empresa Bristow Helicopters Co. y habría estado operativo aproximadamente hasta 1999, ahora con la matrícula H253. Tal como me lo comentó en 2003 un colega investigador de EE.UU, esta máquina estaba siendo ofrecida en venta en un sitio web por un intermediario civil nacional por un total de USD 630.000 por el lote completo (que incluía a los Puma militares chilenos seriados 1506 (261), 1208 (H255), y 1242 (259).

En marzo de 2003 lo observé en Rancagua con su cammo color café típico del período post Bristow y con su marca H253, aunque ya estacionado en un lote de máquinas similares que estaban en disposición. Su número de constructor confirmado era el 1188, y algunas fuentes europeas de internet lo dan como una versión original SA.330F (la versión civil del Puma básico), confirmando eso sí el c/n.

Comentario Con fecha 23 de julio de 2012 recibo una comunicación corrigiendo un dato de los consignados originalmente en el libro citado en esta nota. Edito lo pertinente: "Existe una pequeña equivocación en los hechos narrados... el sirviente de ametralladora N° 2 no era el subteniente Dantón Venegas, sino que era yo, en aquel entonces subteniente Luis Riedel Martínez, de una promoción  posterior. Dantón Venegas se encontraba haciendo el curso de avión mientras que yo me encontraba haciendo el curso de helicópteros (primer curso básico de helicópteros realizado íntegramente en Chile) en el cual participábamos, entre otros, Juan Pablo Bascur G. (Q.E.P.D.) , Marco Teodorovic C. (Q.E.P.D.), Richter Nuche, Óscar Medel O., Raúl Moyano V. y quizá alguno que se me queda en el tintero, a quien le ofrezco disculpas por mi mala memoria... Te comento que después de aterrizar de emergencia en Los Cerrillos, llegó otro Puma que nos recogió y nos llevó a nuestra base en Tobalaba, donde de inmediato tuvimos que artillar otro helicóptero con las ametralladoras Rheinmetal y nos tocó apoyar la operación de Las Melosas". Firma, Luis Riedel Martínez.